Es una realidad que todo individuo se enfrente a cambios fisiológicos y hormonales que disminuyen de alguna manera su desempeño sexual, esto no quiere decir que las personas ancianas dejen de sentir deseo sexual, lo que sucede es que ese descenso en su actividad sexual se debe a la disminución de testosterona y andrógenos, que ocasiona una patología que repercute en una erección que no se mantiene en el tiempo que dura el coito, o bien es una erección flácida, pero es importante aclarar que la potencia sexual, no está exenta de padecer una disfunción, como es el caso de una eyaculación precoz. En el caso de la mujer su deseo sexual no reviste impedimentos en cuanto que no requiere como en el caso del hombre que sus cuerpos cavernosos se llenen de sangre para que logre que los tejidos del pene se expandan, por tanto puede vivir plenamente su sexualidad hasta la etapa de la menopausia alrededor de los 60 años, contrario al hombre que aproximadamente a los 40 años experimenta un declive de sus erecciones, pero igualmente tal como la mujer experimente la andropausia a partir de los 50 años. Ahora bien, cada siclo de vida trae consigo sus pros y sus contras: “el ser humano es sexuado desde que nace” y una forma diferente de asumir la sexualidad, desde etapas tempranas de la vida el ser humano alimenta sus fantasías por medio de las cuales regodea a través de sus instintos, establece contactos físicos con su propio cuerpo que se traducen en impulsos sexuales en masturbación y sueños mojados.
Tanto en el hombre como en la mujer recurren a medios de los que depende su excitación sexual, se pegan tanto a ellos que resultan perjudiciales si se los utiliza excesivamente y de manera obsesiva, llegando a considerarlos fetiches que manipulan la voluntad de quien los practica, por que el sujeto mayor ha perdido ese atractivo físico que lo caracterizaba, por ello no siente confianza en sí mismo, lo que hace que se dedique a fortalecer sus carencias en la medida que lo visual enriquezca ese panorama que va referido al impacto de las escenas sexuales, que dejen una marca imborrable en la memoria, ya que son conscientes de su expectativa de vida.